la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


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Esperando a Alejandra / artículo de Ana Nuño





Hay que armarse de temeridad y paciencia para valorar críticamente la obra o la vida de Alejandra Pizarnik (1936-1972). Temeridad: estamos ante una escritura obsesiva, en la que una serie de figuras y motivos recurrentes son sometidos a un intenso bombardeo, como una muestra de uranio bombardeada con neutrones lentos.

El resultado es uno de los experimentos de fisión poética más poderosos llevados a cabo en el siglo XX. Infancia idealizada y violada, inefabilidad del lenguaje, encarnación de la vida en el verbo, la sexualidad como pompa degradada del lenguaje, la muerte como acechanza y añoranza, la fantasía y sus trampas letales, la imaginación y sus promesas incumplidas.

Estas son algunas de las pepitas de material radioactivo que se desprenden del experimento Pizarnik. Perder de vista los elementos de partida o las violentas reacciones a que son llevados es exponerse a “contaminarse”, es decir, a prodigar glosas en cadena a su vez cuajadas de élans más o menos tanáticos o eróticos.

Una abrumadora mayoría de comentarios inspirados en esta obra lleva la huella de la fisión pizarnikiana. Como del cuerpo de algunos monstruos mitológicos, de este corpus crítico brotan varias cabezas, de las que dos sobresalen: la que afirma la naturaleza “maldita” de la vida y obra de la poeta, y la que proclama la radicalidad de una escritura que aspira a la casi mística transmutación de la vida en lenguaje. Todas apuntan hacia un mismo horizonte: la mitificación de Pizarnik.

Paciencia también es preciso tener para separar, en la madeja de la recepción de la obra, los hilos de la autenticidad de los alambres de la idealización. Con Pizarnik sucede –sigue sucediendo– lo que durante largo tiempo sucedió con Arthur Rimbaud, figuras ambas envueltas en la bruma metaforizante de la genialidad precoz y el suicidio real o figurado, y en las que ha encarnado el mito romántico de la eterna juventud maldita del poeta vidente.

Con la obra sucede otro tanto. Es cierto que la de Pizarnik no ha tenido (¿aún?) el honor de verse enriquecida con la edición de algún falso original, como sucedió con la de Rimbaud al publicarse La Chasse spirituelle.

Pero otras peripecias póstumas han marcado la obra de la poeta argentina y alentado una suerte de suspense cabalístico: todo ha sido publicado, pero... ¿y los Diarios? ¿Acaso no faltan los Diarios?

Pues bien, ha llegado el tan esperado y temido momento de su publicación. Esperado por quienes sufrían pensando en la irreparable mutilación para el sentido de la obra que suponía esta ausencia; temido por quienes se niegan a considerar la de Pizarnik como una obra más, forzosamente clausurada. Pero seamos optimistas: tras la publicación de los Diarios se abrirá sin duda otro compás de espera y temor, hasta que se editen los cuadernos de notas o la obra pictórica o la correspondencia completa... Al infinito.

No estará de más, para evitar los efectos de las radiaciones sobre las margaritas de la luna, poner un poco los pies en la tierra y recordar dos o tres cosas de la vida de Alejandra Pizarnik, nacida el 29 de abril de 1936 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, y hallada muerta de una sobredosis de Seconal, el 25 de septiembre de 1972, en su apartamento porteño de la calle Montevideo.

Flora Alejandra Pizarnik, fue la segunda hija de un matrimonio de judíos llegados a Argentina dos años antes del nacimiento de ella, originarios de Rovne, ciudad que fue polaca y hoy es ucraniana.

El apellido de su padre era Pozarnik, y si se transformó en Pizarnik al poner los pies en Argentina, en ello nada hay de extraordinario: los funcionarios de inmigración de este país registraban lo que buenamente entendían. Otro tanto sucedió con el nombre de la madre de Alejandra, que de llamarse Rejzla Bromiker pasó a llamarse Rosa.

Las dos familias, Pozarnik y Bromiker, con la excepción de un hermano del padre de Pizarnik, instalado en París y de una hermana de la madre también emigrada a Argentina, fueron exterminadas por los nazis.

Al llegar a Argentina, el padre y la madre de Pizarnik tenían 27 y 26 años, respectivamente, y no hablaban una palabra de castellano. Durante su infancia y la de su hermana Myriam, nacida veinte meses antes que ella, Alejandra oía a sus padres hablar yiddish en casa, y aunque algunos biógrafos afirman que ninguna de las dos hijas aprendió esta lengua, no cabe duda de que el “oído” de Alejandra se formó en buena medida al contacto con ella.

César Aira sostiene que los orígenes judíos influyeron poco o nada en Pizarnik. No pocas ni poco sustanciosas entradas del Diario (he contado hasta catorce, sólo en un periodo que va de 1955 a 1971), cargadas de ambigüedad como casi todo lo que de sí misma consignaba la poeta, deberían servir por lo menos para matizar este juicio. Sin mencionar la veta humorística y escatológica en la que no es descabellado ver la huella de una tradición oral muy característica de las formas populares de transmisión cultural del shtetl.

Con 19 años, cuando aún era Flora Alejandra, Pizarnik publicó su primer libro de poesía, La tierra más ajena (1955). Hacía un año que había iniciado estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Este libro lleva en epígrafe una cita de Rimbaud, que empieza: “¡Ah! El infinito egoísmo de la adolescencia...”. Asunto aparentemente anecdótico, en realidad fundamental: la adolescencia de Pizarnik, y no sólo cuando publica su primer libro, sino su eterna adolescencia, preservada por ella misma con sangre, sudor y lágrimas hasta el día de su muerte.

No tardó en abandonar los estudios universitarios, y durante un tiempo estudió pintura con Juan Batlle-Planas. Los dibujos y pinturas de Pizarnik son sorprendentes; algunos delatan su admiración por Paul Klee (Las aventuras perdidas, su tercer libro de poemas –de 1958–, lleva como ilustración un cuadro de Klee), su pintor favorito junto con el Bosco, en una de cuyas más conocidas obras se inspiró para La extracción de la piedra de locura.

En 1956 publicó su segundo poemario, La última inocencia, dedicado a León Ostrov, su psicoanalista y –cómo no– amor platónico durante años. En esta época Pizarnik inició una vida social y literaria muy intensa. De hecho, siempre tuvo una vida intensamente social (y sexual), con excepción del último año y medio de su vida, cuando se produce el tan esperado y temido derrumbe psíquico.

En estos primeros años de actividad literaria frecuentaba a los poetas Rubén Vela, Raúl Gustavo Aguirre y Clara Silva, y también inició su amistad con Olga Orozco, que habría de perdurar. Pizarnik, que ya era una lectora desordenada y voraz, constituye su panteón literario, dominado por Rimbaud, Trakl y Artaud, y visitado por Virginia Woolf, Katherine Mansfield y Marcel Proust.

También son años de fracasos amorosos, marcados por la desaparición de Jorge Gaitán Durán, por quien concibió una pasión que se prolongó más allá de la muerte del poeta colombiano.

La etapa creativa y vital más importante de Pizarnik coincide con su estancia en París, de 1960 a 1964. A pesar de auténticas penurias económicas y frecuentes brotes depresivos, trabajó para Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, fue miembro del comité de colaboradores extranjeros de Les Lettres Nouvelles, asistió a clases en la Sorbona y frecuentó a escritores franceses (Yves Bonnefoy, André Pieyre de Mandiargues, Henri Michaux) e hispanoamericanos, como Octavio Paz y Julio Cortázar. A éste y a Aurora Bernárdez la unió mucho más que una amistad literaria, casi una relación de proximidad familiar.

De este periodo son los extraordinarios poemas de Árbol de Diana (1962), publicado con prólogo de Paz, y el inicio de su colaboración en prestigiosas revistas literarias (Nouvelle Revue Française, Mito, Zona Franca, Papeles de Son Armadans). París fue su “patria secreta”, y en esta ciudad ingresaron en su panteón por la puerta grande Kafka, Kierkegaard, Lautréamont, Nerval, Reverdy, Cervantes. Y Dostoievsky, el escritor a quien más hondamente sintió próximo.

De vuelta a Buenos Aires publicó Los trabajos y las noches (1965), con el que obtuvo el Primer Premio Municipal y el Premio Fondo Nacional de las Artes. A contracorriente de la leyenda maldita de la poeta sumida en las ansias de la muerte y los tormentos de la soledad, la verdad es que, además de acceder a una intensa vida social, Pizarnik fue una poeta aplaudida, querida, aun idolatrada, que recibió el reconocimiento institucional al que muchos poetas argentinos de su generación aspiraban, y si bien es cierto que nunca vivió holgadamente, llegó a recibir sendas becas Guggenheim y Fulbright.

Ese año también es el de su único texto extenso en prosa, La condesa sangrienta, recogido en volumen en 1971. Extracción de la piedra de locura (1968) –con poemas escritos entre 1962 y 1966– y El infierno musical (1971) concluyen la obra publicada en vida.

En los dos últimos años exploró su vertiente más salaz, obscena y grotesca. Hasta enero de 1972, durante cinco meses estuvo internada en un psiquiátrico. Acabó viviendo plenamente de noche, bebiendo té e ingiriendo grandes dosis de psicotrópicos. Una de estas ingestas le fue fatal.

La publicación de los Diarios de Pizarnik, ¿qué agrega a la comprensión de su obra y del “personaje alejandrino”? Es difícil decirlo, ya que estamos ante una edición censurada.

El prolongado proyecto editorial que ahora llega a término ha estado en todo momento sometido a las condiciones impuestas por Myriam Pizarnik, derechohabiente de la obra de su hermana, notablemente la de que se hiciera una selección de fragmentos de contenido estrictamente literario en los que se evitaran las referencias a la vida privada de Pizarnik y de las personas mencionadas.

Ahora bien, ¿cómo segregar en un Diario lo personal y privado de lo público (o publicable) y literario? La selección de un corpus diarístico puede hacerse, claro está –un ejemplo célebre es A writer"s diary, la versión expurgada del Diario de Virginia Woolf editada por su marido en 1953–, pero a condición de explicar los criterios de selección con claridad meridiana.

El mismo Leonard Woolf incluía en su prólogo, junto con las razones para dar una primera versión censurada, una crítica razonada de este método de edición.

Transformar en criterios editoriales las prevenciones de terceras personas, impuestas bajo la amenaza de sanciones legales, es lo bastante grave. La afirmación de que los Diarios que ahora se publican no son un “relato de vida” sino un “diario literario”, aun una obra que posee el mismo valor que los poemas y prosas de Pizarnik, además de ser una racionalización de la señalada censura previa, es una tergiversación que la lectura de los textos seleccionados desmiente en más de un lugar.

Por sólo citar uno de ellos:

“Puede ser también, que, dada mi escasa facilidad de expresión oral, apele al papel para no atragantarme, para escupir el fuego de mis angustias. Por eso, quizá, amo tanto estos cuadernillos de quejas, cuyo valor es exclusivamente psicológico, pero nunca literario” (página 65).

¿Y qué necesidad hay de afirmar categóricamente que Pizarnik es “la primera escritora latinoamericana que escribe un diario concibiéndolo como parte de su proyecto de obra literaria”?

Aparte de que resultaría difícil citar ejemplos de escritores que escriban un diario divorciado de su “proyecto de obra literaria”, la afirmación no pasa de ser una petición de principio que se sostiene, únicamente, si reducimos su aplicación al género femenino. ¿O es que Julio Ramón Ribeyro no era escritor y además latinoamericano?

En otro plano, el del establecimiento del texto y el aparato de notas, la presente edición se rige por criterios de difícil comprensión. Así, se ofrecen en el texto las siglas onomásticas, pero rara vez se aclaran en nota. Esto hace que las escasas notas referenciales (Arturo Cuadrado, Olga Orozco, Cristina Campo, Alberto Manguel) parezcan meramente caprichosas. El lector se ve confrontado en no pocas entradas, sobre todo en los años 1969-1971, a una verdadera sopa de letras.

Es cuando menos una falta de consideración infligirle al lector no argentino y ajeno al microcosmos de las letras de este país tan cansino juego de adivinanzas. A. M. B. puede ser Ana María Barrenechea; E. P., Enrique Pezzoni; S. O., Silvina Ocampo; I. B., Ivonne Bordelois. Pero, como diría afrancesadamente Pizarnik, ¿ “qui sait”? ¿Quiénes son J. y E. en Buenos Aires en 1958; T., Z., F., G. en París en 1961, y en 1963, Y., Q., M. L., A. D., M. J., A. P. de M. (seguramente André Pieyre de Mandiargues, pero ¿no se merece, tanto como Manguel o Campo, una humilde nota?)?

Lo mismo puede decirse de los lugares donde vivió o los trabajos que realizó en París para mantenerse, además de las menciones en el texto a obras de Pizarnik, todos ellos sin referenciar. ¿Qué cuesta, por ejemplo, decirle al lector (página 419) que Fragmentos para dominar el silencio es uno de los poemas de Extracción de la piedra de locura? Máxime tratándose de uno de los poemas capitales del último periodo, importancia que se refleja en que Pizarnik anote el día en que “cree” haberlo finalizado.

¿Que el lector puede leer esta selección de los Diarios y leerla con deleite (y también con una permanente sensación de “déjà lu”)? Sin duda. Quien conozca la obra de Pizarnik hallará en estas páginas muchas de las obsesiones y modismos de la escritora, desde su humor gnómico hasta espléndidos elogios de la lectura, con la sombra de la muerte y la soledad y el silencio y el valiente esfuerzo de la poeta por avanzar en el dominio de sus herramientas, aun a riesgo de poner en peligro su equilibrio psíquico.

Destaco el corrosivo humor paródico que la lleva, en una mezcla de autocompasión y autocrítica, a incluir en una larga anotación de julio de 1955 el siguiente “diagnóstico”: “De pronto me admiro de todo lo que hice. De mis papeles. Algún día van a estar en el museo (de algún Instituto Psiquiátrico). A su lado habrá un cartel: Poemas de una enferma de diecinueve años. Imposibilidad de razonar. Nunca meditó. Jamás reflexionó. Ninguna vez pensó. Parece ser que es sensible. Propensión a considerarse genial. Agresiva. Acomplejada. Viciosa. No muerde”.

No, Alejandra. A pesar de que tus Diarios hayan visto la luz respetando un riguroso protocolo digno de la mejor institución psiquiátrica, los originales están hoy depositados no en un hospital, sino en la biblioteca de una liberal universidad estadounidense. Cabe esperar que alguien menos respetuoso de los tabúes familiares y nacionales que tanto contribuyeron a enfermarte logre editarlos en su integralidad y con el debido respeto al lector.
La Vanguardia
31 diciembre 2003
Fuente:  

Sonia Zilzer y Exilio a la Vida: “La memoria es el camino a la identidad” / entrevista de Viviana Marcela Iriart, Caracas, agosto 2012








 
Sonia Zilzer, socióloga caraqueña graduada en la UCAB, fue la Coordinadora del tercer volumen del libro Exilio a la Vida  publicado en 2011. Gerente de Cultura de la  Unión Israelita de Caracasinstitución que editó los tres libros, trabajó varios años en Ginebra en el CIM (Comité Intergubernamental para las Migraciones, hoy  OIM).
 



¿Qué es Exilio a la Vida?
Es un proyecto de memoria histórica para resguardar el  testimonio de sobrevivientes de la Shoa que viven en Venezuela, que se concretó en la publicación de tres libros. Este proyecto surgió  en el año 2004 aproximadamente, en la Comisión de Cultura de la Unión Israelita de Caracas, dirigida entonces por Dita Cohén, Marianne Beker  y Rebeca Lustgarten, quienes  estaban  desarrollando el proyecto de  historia oral, donde  se grabaron en video más de 300 entrevistas a fundadores y activistas de la comunidad judía de Venezuela. Con esa información, la recolección de documentos y fotografías se produjo el documental Valió la Pena, dirigido por Henry Grunberg, con  guión de Néstor Garrido y Lilian Rotter,  que cuenta el surgimiento de la comunidad askenazí en el país.
Los entrevistadores del proyecto también habían participado en el proyecto de la Shoah Visual History Foundation, creado por Steven Spilberg  después de la filmación de "La Lista de Schindler", que consistía en recolectar en video los testimonios de los sobrevivientes de la Shoah alrededor del mundo. 

¿Cuántas entrevistas  realizó la Shoah Fundation en Venezuela?
Alrededor de 300.  Y partiendo de esos testimonios se  decidió realizar el libro. Se pidió autorización a la Fundación, se transcribieron y luego Jacqueline Goldberg, escritora altamente reconocida, los editó y convirtió en relatos. 


¿Cómo surgió la idea de publicar en un libro los testimonios de las víctimas del Holocausto que viven en Venezuela?
Era un paso obligado asegurar que la historia de la Shoah quedara en resguardo y pudiera transmitirse de la forma más directa a las siguientes generaciones. La memoria es el camino a la identidad, nos permite vincularnos con el pasado, aprender de él y seguir adelante construyendo y asegurando nuestros valores.
La  recolección de los testimonios ofrece muchos aportes, primero el  que mencioné antes, pero también permite al lector establecer una comunicación directa, vivencial con el sobreviviente; quedamos identificados con su historia, sabemos quien es, de donde vino y como se salvó. Es una forma de apropiarse de esa historia, que nos invita a la reflexión; hace que surja el sentimiento de compasión, en su sentido más benévolo y profundo, y de esa forma  nos protege de la intolerancia.

¿Publicaron todos los testimonios recogidos por la Fundación?
No, el criterio para la selección de los testimonios fue que los entrevistados estuvieran vivos  al momento de realizar el proyecto, porque  la idea era  tener una  figura actual, presente, completa. Hay tres elementos que  integran el libro: primero el relato; segundo, los documentos e imágenes del sobreviviente antes o durante la guerra y tercero,  una  foto actual, que vincule  el presente y el pasado,  que asegure al lector que el  testimonio que lee es de esa persona que ve en la foto, y que esa persona sobrevivió, continuó con su vida y tuvo  hijos, nietos a pesar de las adversidades. A cada uno se los fotografió como son actualmente, y se les pidió, que en la medida de lo posible  nos dieran fotos y documentos de la época. De esa forma, el lector tendría una  visión completa o integral de la persona, su relato, su imagen pasada, antes de la guerra y su  imagen hoy. Lamentablemente algunos  ya  fallecieron, pero su historia está presente y  siguen cumpliendo esa labor de transmisión de la experiencia.

¿Cuando se publicó el primer tomo?
En el 2006 se publicaron los  primeros  dos tomos con 71 entrevistas en total; en esa oportunidad el fotógrafo  fue el también muy reconocido artista Esso Álvarez.  En esos dos volúmenes  gran parte de los sobrevivientes  habían sido entrevistados  por la Fundación y cuando  salieron los primeros libros, muchos sobrevivientes  se nos acercaron  para que continuáramos  con el proyecto. Pero en esa oportunidad,  alrededor del 40% no había sido entrevistado por la Fundación, así que los entrevistamos y se incluyeron en el tercer volumen que editamos en el 2011.   En total publicamos 126 testimonios.

¿Cómo hicieron para llegar a las y los sobrevivientes?
Contábamos con las listas de la Fundación y publicamos anuncios en el semanario comunitario Nuevo Mundo Israelita, solicitando  la participación de los sobrevivientes.

¿Fue difícil conseguir los fondos para realizar la investigación y publicación de los tres tomos?
Fue difícil porque estos proyectos son costosos,  pero también fue fácil porque contamos con la ayuda de voluntarios que trabajaron intensamente para conseguir donaciones, y poco a poco  se fueron consiguiendo los recursos. La edición de los tres libros, es el resultado de la solidaridad y el compromiso de muchas personas que, de acuerdo a sus posibilidades, dieron su aporte económico o su tiempo. Sin ellos, hubiera sido imposible que el testimonio de los sobrevivientes de la Shoá no se perdiera.  


¿Cuál fue la metodología de trabajo?
Como te dije antes, usamos principalmente los testimonios de la Fundación, que consistían en entrevistas profundas video grabadas. De igual  forma, y con voluntarios que  trabajaron en el proyecto de Spilberg  realizamos entrevista siguiendo la misma metodología. Las entrevistas se transcribían palabra por palabra. Con ese material transcrito la reconocida escritora  Jacqueline Goldberg reconstruía la entrevista, respetando al máximo la forma en que el sobreviviente hablaba, así que  las peculiaridades del testimonio están presentes, convirtiendo en un relato fluido las preguntas y respuestas. Este texto era  corregido por un corrector de estilo, y se le entregaba nuevamente al sobreviviente para que lo revisara y precisara  datos como los nombres de personas y lugares. Mientras tanto, los fotógrafos tomaban la foto del  sobreviviente y se  escaneaban  y registraban las fotos y documentos que entregaban.

¿Tuviste contacto con las víctimas?
Claro, trabajamos estrechamente con ellos y sus familiares. Por suerte muchos  de ellos  tuvieron la oportunidad de ver el libro publicado.

¿Y qué dijeron?
Hubo  opiniones muy diversas, pues hay quienes  sienten que es  un deber;  otros, están agradecidos por el homenaje y en general  están muy satisfechos  de que se haya  publicado sus historias.

¿Cuál fue tu trabajo en los libros?
En los primero dos  tomos  trabajé en la parte de registro y apoyo logístico del proyecto. En el tercer tomo  tuve el privilegio de coordinar la publicación.

¿El libro es un homenaje a las víctimas y a la vez un recordatorio al mundo para que el Holocausto no se olvide y no vuelva a suceder?
Es eso y como te dije antes, es la posibilidad de resguardar la memoria y permitir que quien no conoció estos terribles y desoladores hechos se identifique y luche, por lo menos en su conducta  diaria e individual, por la aceptación del otro, el respeto a la vida y un mundo  sin fanatismos. No pretende culpabilizar; pretende  enseñar y recordar que es mucho mejor  vivir en paz y  respetar a los demás. 

Para aquellas personas que todavía no lo saben, ¿qué fue el Holocausto?
Fue la persecución y el asesinato sistemático, burocráticamente organizado y auspiciado por el Estado de aproximadamente seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus colaboradores.

Para Exilio a la Vida, ¿cuándo comenzó el Holocausto y a quienes se considera víctimas?
En el año 1933, cuando Hitler llegó al poder. Para nosotros víctimas son todas aquellas personas que fueron perseguidas por el nazismo. Sin bien hay quienes consideran víctimas solamente a las personas que estuvieron en los campos de exterminio y concentración, nosotros manejamos  un concepto más amplio. Nosotros creemos que aquellas personas que fueron deportadas, que  tuvieron que huir, que  fueron desplazadas, que  estuvieron encubiertas, que padecieron hambre, la separación de sus seres queridos, persecuciones, ejecuciones, pogroms  y soledad, sufrieron cosas  terribles, nunca comparables con la industria de la muerte de Auschwitz, pero también  fueron víctimas del fanatismo, del nazismo, del racismo.

¿En tu familia hay víctimas del Holocausto?
Mi papá era vienés y  fue “evacuado” de  Austria en el 39’. Su familia perdió  todo y él fue expulsado de la escuela. Llegaron en  uno de los barcos que logró escapar en el año 39.

¿Cómo eras antes y después de haber hecho el libro? Cambió tu visión del mundo?
Las  historias de cada sobreviviente se quedan  dentro de ti,  sientes la urgencia aún mayor  de transmitir esta experiencia. Yo crecí en la comunidad judía de Caracas, muchos de mis compañeros de  escuela  son hijos de sobrevivientes. Sus padres y ellos han echado raíces en esta tierra de gracia. En esa Venezuela amorosa, tolerante y abierta,  los recibieron con los brazos abiertos, con afecto y respeto. Saber que formo parte de los afortunados  que reconstruyeron su vida y a pesar de todo, buscan ser felices, me hace sentir mucho más  privilegiada ahora que nunca. Solo deseo que  sigamos  siendo  tan afortunados y que el odio y el fanatismo no encuentren más espacios en los corazones de la humanidad.


Caracas-City Bell
Agosto 2012




Exilio a la Vida puede comprarse en las librerías de Venezuela y en la Unión Israelita de Caracas. Desde el exterior contactar con: 
0058212 5528222  
Exilio a la vida.
Sobrevivientes judíos de la Shoá,
testimonios en Venezuela, tomo 3
Concepto original: Esther (Dita) Cohén, Jacqueline Goldberg, Marianne Kohn Beker, Rebeca Lustgarten
Coordinación general: Sonia Zilzer
Edición y redacción de testimonios Jacqueline Goldberg
Fotografía: Maxime Bendahan, Aaron Sosa
Diseño gráfico: Edgardo Olivares
Glosario: Max Preschel
Corrección de textos: Álvaro Mata
Transcripción y validación de entrevistas: María Clorinda Reina
Producción editorial: Departamento de Cultura de la Unión Israelita de Caracas
Digitalización de material iconográfico y de apoyo: Olga Hariton
Retoque fotográfico: Débora Moscovitz,  Jennyfer Blanco
Filmación y edición de videos: Nelson Hariton
Entrevistadores Survivors of the Shoah Visual History Foundation:  Débora Avram, Julie Avram, Ruth Gorwitz, Avihai Kotzer, Rebeca Lustgarten, Salomón Nash, Susana Sadownik, Giny Shneiderman,
Entrevistadores Unión Israelita de Caracas: Anita Figa, Marianne Kohn Beker, Rebeca Lustgarten, Giny Shneiderman
Entrevistadora de Yad Vashem: Perla Hassan
Entrevistadores particulares: Karen Garzón, Jacqueline Goldberg, Leonardo Mayer
Impresión: Gráficas Acea
Colaboración especial: Trudy Spira, Mina F. de Magarici, Wiktoria Hubschmann, Pía Milgram, Naomi Attías, Beatriz Wolfermann, Abraham y Benjamín Wainberg, Carlos Kohn.
©Unión Israelita de Caracas/Comisión de Cultura
ISBN 978-980-12-4578-0
Depósito legal lf96720108003021
Caracas, noviembre de 2010 (5771)
La mayor parte de los testimonios transcritos y editados para este libro fue tomada de las entrevistas realizadas por Survivors of the Shoah History Foundation, institución que cedió el permiso correspondiente para su utilización.


Unión Israelita de Caracas / Museo Kern
 Comité Ejecutivo
Presidente: Boris Fincheltub
2do. Vicepresidente: Ricardo Herdan
3er. Vicepresidente: Luis Gartner
Secretario general: Martín Goldberg
Subsecretario general: Abraham Wainberg
Tesorero: Samuel Ghelman
Subtesorero: Meyer Gampel
Cooptado: Mike Sabo
Comisión de Cultura / Museo Kern
Director: Emanuel Abramovits
Subdirectora: Adriana Meneses
Departamento de Cultura: Sonia Zilzer, Olga Hariton, Adalberto Rojas


Dita Cohén o las piedrecillas del futuro / por Elisa Lerner


 

 


Si me preguntan sobre algún castillo que, a mi paso por España, me causara impresión digo que para mí no hay castillos más imponentes que aquellas casas y calles donde tuvo lugar mi infancia. No son, ahora, sitios especialmente recomendables. Incluso en alguno de ellos puede estar al momento (un momento que se eterniza) algún terreno desmantelado que funge de estacionamiento o una casa de pensión, densa e impresentable. Las pocas u ocasionales veces que pasamos por esos lugares creemos que ya es de noche. Noche de pocas farolas. En fin,  trazada al carbón como esa de la calle Aribau en la Barcelona de mísera posguerra de la novela “Nada” de Carmen Laforet.

Pero, a través de ese triste carbón ciudadano, se cuelan nítidos recuerdos de infancia. Se cuela, por ejemplo, un castillo de la memoria donde descuella Dita Cohén como una de sus más lujosas habitantes. Para ello camino a prisa pero sin cansarme nunca. Porque mis pies hacen el recorrido protegidos por la larga alfombra negra rumana con alegres motivos rojos y verdes que atravesaba la casa de los padres de Dita en Las Flores de Puente Hierro. Y, donde el reino de la felicidad estaba instalado en una inolvidable cocina donde la abuela materna era excelsa anfitriona. Año: ¿1944? ¿1945? Toco en el timbre de oro del tiempo pasado. “!Dita! ¡Dita!”. Oigo la voz de las maestras, la de su hermana Marianne. Nadie puede con esa chiquilla que corretea por los patios de la escuela a su aire indócil.“!Omamá! “!Opapá!”. Pero hará su  aparición de inmediato cuando alguno de los abuelos o el padre moderno que viene conduciendo su coche, estén allí en su búsqueda.  Es que en la pequeña Kohn el afecto, los lazos familiares serán, desde siempre, una disciplina importante del corazón.

Años en que algunos pudieron creer que Dita solo era  una chiquilla sumamente despierta y traviesa. En esos retratos que  nos regala el tiempo creo verla de nuevo. En medio del juego veloz de su cuerpo de niña fornida, un rostro tostado ligeramente por la luz semítica y donde las mínimas y abundantes pecas son las piedrecillas de futuro para la ardua caminante –luchadora- que ha sido. Observen con atención ese retrato que me regala el tiempo. Unos ojos de mirar absorto tras un propósito de sueño por realizar que no escatima el mirar, también, juicioso y detallado en torno a las cosas del mundo. Pese a que en ella la generosidad es una pasión no sometida al regateo. Es algo que me consta desde esos años de infancia. Un lunes llegué llorando a la escuela. El pregonero había olvidado traer junto a “El Nacional”, el ejemplar del suplemento literario donde yo devoraba los reportajes de Ida Gramcko. Al día siguiente, Dita (una pequeña que no llegaría a los 10 años) se presentó, muda y regocijada, con el ejemplar del suplemento.
 

Ahora festejamos el casi cuarto de siglo que Dita Kohn de Cohén ha entregado al teatro, primeramente, fundando el grupo “Prisma” que durante años mantuvo su sede en lo que fue el antiguo teatro “Caracas”. Nada menos desde donde la bella y famosa actriz Pepita Serrador nos hizo padecer en un dramón de Darío Nicodemi y se oyeran las voces de los “Niños cantores de Viena”. Pero, en “Prisma”, también, nada menos, contó con gente de la calidad escénica de un Omar Gonzalo. No extraña en Dita esa vocación profunda hacia el teatro al proceder ella de una familia judía. Los  judíos con miembros de una parentela fragmentada –muchas veces diezmada- por una historia adversa, en el ir y venir del escenario, encuentran consuelo en esos  parientes de ficción que son los personajes de, pongamos por caso de Arthur Miller. A veces no tan distintos de otros parientes de la verdad consanguínea. Pero, de igual manera,  casi de ficción, porque un largo avatar, una larga desdicha, hizo que, en ocasiones, solo se les haya conocido a través de cartas remotísimas y de fotografías desleídas.
 
No he dejado de preguntarme acerca de los orígenes de una intensa vocación hacia el teatro por parte de Dita. Y, claro, la repuesta es muy clara. A media cuadra de la escuela pública para niñas donde Dita, su hermana Marianne y servidora cursamos primaria estaba el Teatro Nacional ocupando una esquina. Toda vocación inagotable  viene de la niñez. No sé de qué artimañas se valió Dita. ¿No se tiene dicho que era ella una niña muy lista?  Pero, de seguro, fue esa su primera emprendedora aventura de éxito. Entrar al gran teatro, vecino a nuestra escuelita, maravillarse con lo que sucedía en la escena y persistir.



 ©Elisa Lerner
Caracas 2007
Publicado en el programa de mano
"Tres dramaturgas del silencio al estallido"
temporada teatral en el Ateneo de Caracas
en homenaje a Esther "Dita" Cohen 

Muchísimas gracias a  Elisa Lerner por habernos permitido publicar este texto.



Pilar Rahola: “Mediáticamente, España es el país más antisemita de Europa” / entrevista de Tomás Morgenstern





"Yo no tengo más pasión por los judíos o Israel que por cualquier otra causa en la que creo. Lo que yo tengo es una preocupación por la libertad y la salud democrática.  Europa es el objetivo fundamental de la Yihad ideológica.  Es el objetivo prioritario."

Es una mujer que prácticamente no necesita presentación. Es simpática y accesible. Es Doctora en Filología Hispánica y Catalana, periodista. Fue diputada del Parlamento Español y Vice alcaldesa de la Ciudad de Barcelona y formo parte de diversas comisiones de investigación de casos de corrupción en el gobierno español. Pilar Rahola se ha convertido en una de las periodistas mas respetadas dentro de los medios europeos e internacionales.


Lleva años atacando el antisemitismo y lucha en defensa de Israel y el mundo judío ubicándose en contra del terrorismo y del fundamentalismo islámico. Me cuenta con una sonrisa que esto lo lleva dentro y que en su casa la educaron para defender las causas justas. Es consciente que se puede enemistar con mucha gente, pero no le asusta. Seguirá adelante.

Tomás Morgenstern: ¿Por qué esta pasión por Israel y el mundo judío?

Pilar Rahola: A mí lo que me sorprende es la pregunta. Es una pregunta que me hacen siempre… Los judíos están tan acostumbrados a que nadie los quiera que cuando alguien levanta el dedo y dice “yo lo veo de otra manera”, se sorprenden. Pero yo no tengo más pasión por los judíos o Israel que por cualquier otra causa en la que creo. Lo que yo tengo es una preocupación por la libertad y la salud democrática.

TM: Hay gente en este país y en Europa que no opinan igual… En este sentido, ¿cómo ves las relaciones, a nivel político, de España y Europa con Israel y el mundo judío? 


PR: Está la relación formal y diplomática, en la que todo es muy cortés y correcto. Esta relación es una falacia. En realidad pienso que Europa globalmente tiene una tendencia, por intereses económicos, hacia lo que serian los intereses árabes y especialmente hacia los del petrodólar. No hacia Israel que es un país pequeño, con un conflicto permanente y que obviamente no tiene petróleo y que además cualquier alianza con él crea problemas estratégicos. Está clarísimo que la inclinación de Europa y de España particularmente es de una magnífica relación con el mundo árabe y una relación tensa y tensionada con Israel que mejora según los momentos y circunstancias.

TM: ¿Y la relación ideológica? 


PR: Depende de los países y depende de quien los gobierna. La Francia de Sarkozy tiene una actitud mucho más abierta hacia Israel que gobiernos anteriores. La España de Aznar era más cercana a Israel que la de Zapatero, y aquí es donde entra la ideología. Es evidente que, mirada ideológicamente, Israel es muy incómodo para la izquierda europea y especialmente muy incómoda para la izquierda española.

TM: ¿Y la relación de los ciudadanos? 


PR: Los ciudadanos están muy contaminados, intelectual y periodísticamente. Aquí mezclan Israel y los judíos…Para los europeos de hoy, y para los españoles particularmente, los judíos son los grandes desconocidos. Cuando conocen a un judío se sorprenden, y en cambio hablan mucho de ellos! En España hay muy pocos judíos y sin embargo hay un sentimiento generalizado de menosprecio. Te pondré un ejemplo.

TM: Adelante.

PR: Mi panadera, que es una mujer que únicamente lee revistas del corazón, prensa rosa, me dijo una vez: “que malos son estos judíos”. Y esta mujer no sabe ni lo que es un judío, ni donde está Israel, ni cómo es este conflicto. ¿Por qué mi panadera, que solo lee la revista ‘Hola’, está contaminada por esta actitud? Porque mira la televisión.

TM: Y aquí es donde entran los medios…

PR: ¡Ah! ¡La relación de los medios con Israel es manipuladora, traidora a la verdad informativa y probablemente es el conflicto donde se destruye de manera más rotunda el código deontológico del periodismo! No conozco ningún otro conflicto tan manipulado como éste…Hasta tal punto que cuando el periodismo aterriza en Israel, deja de ser periodismo y se convierte en propagandismo. Cualquier corresponsal, a menos que tenga la cabeza muy bien puesta, ya sabe que tiene que hablar en contra de Israel y a favor de Palestina. Yo creo que en la actualidad, España es, mediáticamente, el país más antisemita de Europa. Todos dirán que son antisionistas, pero el antisionismo es el disfraz del antisemitismo de hoy.

TM: Y con todo este escenario, ¿cuál es la situación de los judíos en España?

PR: Es tranquila, en el sentido de que ese antisemitismo católico, antiguo, de Semana Santa, yo no lo percibo, no existe. Pero si que hay una contaminación brutal contra los israelíes globalmente. Y la gente lo confunde todo, por tanto también es contra los judíos. Pero no creo que ningún judío en España, en su vida cotidiana, tenga ningún problema. Sí que se deben sentir muy incómodos cuando leen la prensa, cuando van a la universidad, si escuchan la radio, si miran la televisión…Descubrirán que esta condición de judíos, en el momento en que se habla de Israel, se convertirá en un problema.

TM: Yendo al otro lado. ¿Cuál es la situación de los musulmanes en España y Europa?

PR: También son percibidos por algunos con menosprecio y por tanto también hay que luchar contra los procesos islamofóbicos. Sin embargo los musulmanes son un colectivo muy numeroso, y muy poderoso. Tienen decenas de países detrás que les apoyan. Países con dinero, y sin problemas.

TM: En una entrevista dijiste, literalmente, que “Europa será el campo de batalla del integrismo islámico”. ¿A qué te referías? 


PR: Sí, no tengo ninguna duda. Pero integrismo islámico entendido en sus términos ideológicos. No tengo ningún problema con el Islam, sino que tengo problemas con los hombres que lo utilizan para matar. Mi problema es que alguien, en nombre de un dios, anime a la gente a odiar la libertad, a menospreciar y esclavizar a sus mujeres, y a odiar a Occidente. Y esto es un problema, porque no es una religión, es una ideología.

TM: ¿Europa se está islamizando progresivamente?

PR: Europa es el objetivo fundamental de la Yihad ideológica. Es el objetivo prioritario. Si lees textos yihadistas, la obsesión por Europa es permanente. Primero porque Europa destruyó el último gran Califato. Segundo, porque Europa es la cuna de las libertades. Tercero, porque es, junto con Estados Unidos, donde nacieron las libertades de la mujer. Y como hay millones de musulmanes en Europa, éstos pueden ser contaminados o con las libertades o con este Islamofascismo.

TM: Es todo un reto para Europa… 


PR: Sí, el reto más importante desde la caída del Muro de Berlín. Que los millones de musulmanes que hay en Europa se vuelquen hacia la democracia y no se vayan hacia el integrismo islámico. Estoy preocupada porque el integrismo tiene mezquitas, oratorios, capacidad, dinero, y porque actúa con una gran capacidad de proselitismo. En este sentido, tenemos un problema en Europa sin ninguna duda. Pero no creo que se esté islamizando. Se está consolidando un reto histórico. Europa ha sido la cuna de lo todas las batallas…

TM: ¿Crees que Europa es realmente consciente de este reto?

PR: Creo que los ciudadanos europeos estan un poco preocupados con el tema del fundamentalismo islámico. Pero no estoy del todo segura de que sea una consciencia muy clara…Hay una preocupación atmosférica. Los gobiernos cada vez son más conscientes de que una cosa es la religión y la otra el fundamentalismo, y creo que hay un antes y un después de los atentados de Madrid y Londres. Por tanto somos más conscientes del fenómeno, pero no sabemos como defendernos.

TM: El próximo 11 de noviembre se estrena en Madrid una película titulada “En el nombre de Alá”, que habla de un futuro ficticio en el que Cataluña se convertiria en una ‘República Islámica Independiente’…

PR: ¡Vaya!

TM: ¿Puede ser que este futuro no sea tan ficticio? Ya sea en Cataluña o en Europa.

PR: Lo que si creo es que tenemos un futuro muy complicado. Porque el fenómeno ‘fundamentalismo totalitario’ va a más. No hemos llegado al punto de inflexión…Está financiado por mucho dinero y mucha logística y tiene vocación de conquista, y este es un problema muy serio. Aunque no creo que ningún territorio europeo se convierta nunca en una república islámica. Como ha pasado siempre en la historia reciente, en la lucha entre la libertad y el totalitarismo gana la libertad. El problema es que nos dejamos la piel por el camino.

TM: ¿Se están llevando a cabo políticas para controlar o regular esta expansión islámica?

PR: No. Yo creo que en España nos pesa demasiado lo políticamente correcto. Y con la tontería de la multiculturalidad, que siempre queda muy bien, se nos está colando una minimización y una permisividad en el yihadismo ideológico. Es decir, aquello que no permitiríamos a cualquier otra colectividad porque vulnera derechos, se les permite a estos. Los gobiernos son muy laxos en este sentido. No quieren quedar mal con el mundo musulmán… Quiero recordar una frase de Theo Van Gogh, cuando le dijeron que no firmara su película, porque era peligroso… Él dijo que “si yo que soy holandés, y vivo en un país como Holanda, que siempre ha defendido la libertad de expresión, no puedo firmar una película mía…es que mi país ya no es Holanda”. Y lo mataron.

TM: ¿Qué hacer? 


PR: Hay que levantar la voz. 


Pilar Rahola, la versión más honesta y consecuente de la inmensa minoría. Una voz para prestarle atención. Una voz que cada día suena con más fuerza. 

©Tomás Morgenstern
Guysen International News
19/10/2008



Guysen International News agradece a Dori Lustron por su constante colaboracion. 

Fuente: Pilar Rahola