la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos


Alejandra Pizarnik


ETIQUETAS

Cuando Joan Baez se enfrentó a las dictaduras de Argentina, Chile y Brasil: "There but For Fortune" y carta de "Humanitas International Human Rights Commitee"/ viviana marcela iriart














En 1981, después de ser prohibida y perseguida en Argentina, Chile y Brasil, Joan Baez, mi idola y gurú,  fue a cantar a Venezuela. Yo trabajaba ad honorem en Amnistía Internacional, estaba exiliada,  y en nombre de la organización  le escribí una carta manifestándole nuestra solidaridad y nuestro deseo de realizarle una recepción de bienvenida. 

Le envié la carta y contra todos los pronósticos ("¡Es Joan Baez! ¡Una estrella! ¡No te va a contestar!"), inmediatamente recibí  respuesta: Joan Baez agradecía nuestra carta, lamentaba no tener tiempo para asistir a una recepción (se iba después del concierto) pero nos invitaba a que la vieramos en su camerino del Poliedro  antes del inicio de su recital.  ¡Joan Baez no me había defraudado!

La carta estaba firmada por su amiga Jeanne Murphy,  que era la directora ejecutiva de Humanitas International, la organización de derechos humanos que Joan Baez había fundado y con la que estaba realizando la gira para apoyar a las víctimas de las dictaduras del Cono Sur.  Y por supuesto, nos invitaba a que nos quedaramos a ver su concierto. 

Profundamente emocionada partí al encuentro de mi ídola junto con  un pequeño grupo de A.I. y de representantes de varios organismos del exilio latinoamericano. Joan Baez nos recibió con la generosidad y humildad que solamente tienen las grandes personas; fue amorosa y encantadora y se interesó por la realización de la Semana del Detenido-Desaparecido de América Latina que estábamos organizando.  Regaló sonrisas, besos y fotos, que no se cansaba de firmar mientras  yo, discretamente sentada en la mesa donde ella estaba, la miraba enamorada y en estado de shock. 

No sé cuántos  minutos duró ese encuentro, pero para mí, fue toda la vida. 

La gira fue registrada en el documental "There but for Fortune: Joan Baez in Latin America", que puede comprarse en su página web:   Joan Baez

En Chile dio un concierto clandestino en el auditorio Santa Gemita,  cantando canciones como  "Gracias a la vida" de Violeta Parra,  "Te recuerdo Amanda" del cantautor  chileno, asesinado por Pinochet, Víctor Jara y "No llores por mí Argentina": canciones prohibidas.




Joan Baez en Venezuela



Poco tiempo después de su partida recibí esta carta  donde Joan Baez y Jeanne Murphy me agradecían mi bienvenida y mi ayuda en su estadía en Venezuela.  

Comprobé entonces, una vez más, que  Joan Baez era alguien fuera de serie, un ser humano excepcional. Porque realmente mi aporte había sido mínimo.

Guardo esta carta como lo que es: un tesoro.




28 de enero de 2010 



Nota: La foto autografiada de Joan Baez me fue enviada en 1975 por su madre. Yo le había escrito una carta a Joan, en español, pidiéndole su conferencia “Under the bombs” donde contaba su experiencia en Hanoi en las navidades de 1972. Joan y su madre, que no hablaban español, entendieron que quería una foto autografiada y  su madre me la mandó con esta linda carta:






Después mi amable profesora de inglés tradujo al inglés mi carta de agradecimiento por la foto y mi solicitud de “Under the bombs”, que me llegó al poco tiempo. Pero ese es otro artículo y otra muestra de que Joan Baez, como pocas personas, hacía lo que cantaba y predicaba. 







Joan Baez en Latinoamérica:There But For Fortune



There but for Fortune

Show me the prison, show me the jail
Show me the prisoner, whose life has gone stale
And I'll show you, young man,
With so many reasons why
there but for fortun, go you or I......

Show me the alley, show me the train
Show me the hobo, who sleeps out in the rain
And I'll show you, young man,
With so many reasons why
there but for fortune, go you or I…

Show me the whiskey, stains on the floor
Show me the drunkard, as he stumbles out the door
And I'll show you, young man
with so many reasons why
there but for fortune go you or I…

Show me the country, where the bombs had to fall
Show me the ruins of the buildings, once so tall
And I'll show you, young land
with so many reasons why
there but for fortune go you and I, you and I.

Letra y música: Phil Ochs











Joan Baez, concierto clandestino en  Chile





 Gracias a la vida











Víctor Basterra, el hombre que retrató a los represores argentinos / entrevista de Ramy Wurgaft, El Mundo 2010

Fotos de los represores tomadas por Basterra.


Nuestro anfitrión llega con más de una hora de retraso pero aunque hubiera tardado el doble, no hubiésemos notado su demora. Así de absortos estábamos en la contemplación del afiche en que aparecen las fotos de los oficiales que estuvieron al mando de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en la época en que alojaba al mayor centro de detención y tortura del régimen militar, entre los años 1976 y 1982.
Han pasado seis años desde que el edificio de muros almenados, fue convertido en Museo de la Memoria. Pero los ojos fríos que nos observan desde la pared, todavía tienen la capacidad de infundir miedo.
Víctor Basterra, la persona a la que aguardábamos, los mira como si se fuesen viejos conocidos suyos y de cierta forma lo son. Pero conviene relatar su historia desde el principio.




Víctor Basterra

Diciembre de 1979. El guardia le quitó el capuchón de un manotazo y Víctor Basterra sintió que el sol le quemaba las pupilas como si lo fuera a enceguecer. El prisionero había permanecido varios meses con la cabeza cubierta y tumbado en el piso de la Capucha, como llamaban a la sala maloliente, húmeda y llena de lamentos, donde los represores de la ESMA arrojaban a los hombres, mujeres y niños que secuestraban.

Lo primero que vio Basterra, cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, fue una mesa repleta de comida y sentado a la cabecera, a Luís D’Imperio, el capitán que solía aplicarle la picana eléctrica. Pero en esta ocasión, el torturador a quien los presos apodaban Abdala, lo miraba con una chispa jovial. “Es tu día de suerte”, le dijo con ironía el oficial. “Pensamos que aún siendo un rojo de m…nos podés ser útil”.


SER FOTÓGRAFO LO SALVÓ
El expediente de Víctor decía que era un obrero gráfico con amplia experiencia en su oficio. Justo lo que necesitaban Abdala y sus secuaces para confeccionar documentos falsos a los militares y civiles que intervenían en la maquinaría que había puesto en marcha el régimen para liquidar a los insurgentes.

Al ser secuestrado, en agosto de 1979, Basterra trabajaba en la oficina de Valores Bancarios, donde había aprendido los procedimientos para evitar la falsificación de cheques y de bonos del Estado. Ahora, convertido en mano de obra esclava, debía aplicar esos conocimientos pero a la inversa. La idea era proporcionar a los esbirros una identidad postiza: la de respetables agentes de la Policía Federal, encargados de velar por la seguridad de los ciudadanos.

“Yo tenía un buen manejo del pulso para falsificar firmas y como fotógrafo también me las arreglaba. Merced de esas habilidades me asignaron un trabajo mucho más complejo: la falsificación de pasaportes”, cuenta Basterra.

A Becerra y a su compañero Carlos Gregorio Lorquipanitze, otro prisionero, les llevó meses producir un “prototipo” en todo semejante a un pasaporte auténtico. Lo más difícil era reproducir la marca de agua que llevan impresos los documentos oficiales.

Después de probar con diferentes aditivos y las tintas más variadas, obtuvieron una marca que sólo el ojo entrenado de un experto hubiera diferenciado de la real. “Le enseñamos el pasaporte en blanco a Horacio Pedro Estrada, el número dos de la ESMA y él frunció la boca en señal de aprobación”.

SOLICITUD SALVADORA

La fama que involuntariamente se hicieron Víctor y Carlos Gregorio, se difundió por todo el estamento militar. En mayo del 1982, cuando la dictadura se desmoronaba por su derrota en la Guerra de las Malvinas, un tipo demacrado y tembloroso apareció en el taller de falsificaciones de la ESMA. Era Alfredo Astiz, el tenebroso jefe del grupo de tareas que secuestró y dio muerte a las monjas francesas Alice Dumon y Léonie Duquet y a la adolescente argentino-sueca Dagmar Hagelin.

El famoso verdugo había perdido su aplomo de antaño. Le urgía que le confeccionaran un pasaporte para huir del país, antes de que se restaurase la democracia y los juzgaran por sus crímenes. “Para encubrir su identidad eligió el apellido judío de…!Abramovich!”, cuenta Víctor, estrujándose de la risa.

De baja estatura pero de complexión fuerte, Víctor había sido boxeador e integrante de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Era un hombre hecho para resistir las más duras pruebas. No se habría prestado a la tarea que le impusieron si de esa tarea no hubiese dependido la liberación de Lorquipanitze, quien llevaba más tiempo que él soportando la peor de las torturas: no saber si un día cualquiera sus captores decidirían ejecutarlo.

PLANEANDO LA VENGANZA
Pero a los jerifaltes del campo de concentración les costaría caro haberse valido de la pericia de Basterra para sus oscuros planes. Poniendo en riesgo su vida, el obrero gráfico guardó en un escondite los negativos de las fotografías que les tomaba a los militares. “Hacía con los rollos un canuto y cuando comenzaron a darme licencia para salir por unas horas a visitar a mi familia, ocultaba los film entre el pene y los testículos y los llevaba conmigo”, cuenta el superviviente.

En su afán por reunir evidencias contra sus captores, Víctor rescató de la hoguera a la que las habían arrojado, las fotos que los represores les tomaban a los hombres y mujeres que atrapaban en sus cacerías y que luego hacían desaparecer. El material que sustrajo fue la piedra angular del histórico juicio al que fueron sometidos los integrantes de la Junta Militar en 1985, así como del procesamiento de decenas de sus subalternos y cómplices.

CAPTURA
Al obrero gráfico y activista político lo secuestraron de su casa junto con su esposa Dora Laura Seoane y su hija María Eva, que entonces tenía dos meses.

“El puñetazo que me dieron fue tan fuerte que me arrancó una muela y me dislocó la mandíbula. Tan pronto como me llevaron a la ESMA, comenzaron a darme máquina (choques eléctricos). Dora Laura también fue torturada, pero a ella y a mi hija las liberaron. Les convenía mantenerlas como rehenes para que yo cumpliera con la tarea que me tenían reservada”, cuenta nuestro interlocutor.

Víctor Melchor Basterra fue liberado a finales de 1982 y actualmente es uno de los directores del Museo de la Memoria que funciona en la antigua sede de la ESMA.

Ramy Wurgaft
 Buenos Aires

Fuente: El Mundo

Nota del blog: Muchísimas gracias a la periodista venezolana Edén Valera por enviarme este artículo.

La Pasarela de las Vanidades, por viviana marcela iriart, City Bell 31 de mayo de 2009


Heme aquí otra vez, en la Pasarela de las Vanidades de Facebook en donde, con maravillosas excepciones, gente pequeña desfila sus Egos Enormes con la mirada fija en el espejo que les devuelve su imagen, mejorada.
Yo, sentada en una silla, me divierto viéndoles pasar. Como no pueden voltear la cabeza porque su Ego Enorme les impide cualquier movimiento, no saben que la sala está vacía. Hablan al mismo tiempo, con palabras rimbombantes que se amontonan unas sobre otras creando un cadaver de letras ideal para hacer... una deliciosa sopa de letras. ¿Deliciosa? Pero... ¿qué-me-sucede? me-siento-extraña, me-cuesta-girar-la-cabeza... ¡AUXILIO! ¡MI EGO ESTÁ CRECIENDO!

viviana marcela iriart
City Bell, 31 de mayo de 2009

Redondillas, por Sor Juana Inés de la Cruz

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida,
Thais, y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Más, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

Sor Juana Inés de la Cruz

El Diario de Anna Frank, parte 12





Viernes 14 de agosto de 1942.


Querida Kitty:


Ha pasado un mes desde que te deje, pero no había suficientes novedades para contarte cada día algo divertido. Los Van Daan llegaron el 13 de julio. Los esperábamos para el 14, pero como los alemanes empezaron a asustar a mucha gente entre el 13 y el 16 con citaciones a diestra y siniestra, los Van Daan prefirieron adelantar un día para mayor seguridad. El primero en aparecer a las nueve y media de la mañana, cuando estábamos tomando desayuno fue Meter, el hijo de los Van Daan. Meter acaba de cumplir dieciséis años, es un demonio bastante fastidioso y tímido, que llegó con su gato, Mouschi. No espero gran cosas de él como compañero.
El señor y la señora llegaron media hora mas tarde. La señora nos provocó un ataque de risa cuando saco de su sombrero un gran orinal.

-Sin ésto, en ninguna parte siento que estoy en mi propia casa
-declaró.

Fue el primer objeto que tuvo sitio fijo, debajo del diván-cama. El señor no había traído orinal, sino una mesa plegable para el té. Durante los tres primeros días comimos juntos en un ambiente de cordialidad. Después de estos tres días, todos sentíamos que nos habíamos transformado en una gran familia. Era evidente que los Van Daan, que habían tenido contacto con el exterior durante toda la semana, tuvieran más cosas que contarnos. Entre otras, lo que nos interesaba profundamente era saber qué había pasado con nuestra casa y con el señor Goudsmit.

Esto fue lo que nos contó el señor Van Daan:

-“El lunes por la mañana, el señor Goudsmit me telefoneó para preguntarme si podía pasar a su casa, lo que hice inmediatamente. Estaba muy preocupado. Me mostró una cartita que habían dejado los Frank, y me preguntó si había que llevar al gato donde los vecinos. Yo le dije que pensaba que sí. El señor Goudsmit temía una investigación, lo que nos hizo examinar a grosso modo todas las habitaciones poniendo en ellas un poco de orden. También despejamos la mesa.
De repente vi sobre el escritorio de la señora Frank un block de notas en el cual estaba escrita una dirección en Maestricht. Aunque sabía que la había dejado intencionalmente, simulé sorpresa, rogando al señor Goudsmit que quemara aquel comprometedor papel lo antes posible. Fingí ignorar todo el tiempo cualquier cosas relacionada con la desaparición de ustedes, y cuando hube visto aquel trozo de papel se me ocurrió una cosa.
- Señor Goudsmit – le dije- , creo recordar algo que podría tener relación con esta dirección. Ahora me acuerdo de que un alto oficial se presentó un día en la oficina, hace uno seis meses. Aquel oficial estaba adscrito a la región de Maestricht, y parecía ser una migo de juventud del señor Frank, a quien había prometido protección si llegara a necesitarla.
Exprese que era muy probable que aquel oficial hubiera mantenido su palabra, facilitando de una u otra manera el paso de la familia Frank a Suiza, a través de Bélgica. Le pedí que contara eso a los amigos de los Frank que pidieran noticias acerca de ellos, aunque sin hablar necesariamente de Maestricht.
Luego me marché. La mayoría de sus amigos han sido puestos al corriente. Lo he sabido por diversos conductos”.

A nosotros nos divirtió esta historia y nos reímos de la poderosa imaginación de la gente, según nos demostraban otros relatos del señor Van Daan. Así hubo quien nos vio al amanecer, a los cuatro en bicicleta. Una señora pretendía estar segura de que habíamos sido introducidos en una auto militar en plena noche.
Tuya,
Anna.

Anna Frank
El Diario de Anna Frank



Carta de Noa al pueblo palestino, marzo 2009






Resultado de imagen para estrella de david con simbolo de la paz




Es con el corazón apesadumbrado que les escribo hoy. Gaza está ardiendo. La frontera con Israel está bajo fuego. Niños en ambos lados de la frontera están aterrorizados, traumatizados, heridos en cuerpo y alma. ¡Valiosas vidas se pierden a cada instante! ¡Corre la sangre! ¡Abundan el dolor y las lágrimas!

Lamentablemente eso nos es familiar, demasiado. Estoy sentada en mitad de la noche en mi hogar junto al mar. Ese mar que es nuestro, el Mediterráneo, nuestra cultura, el de nuestro pueblo andariego, el de los sin hogar, los nostálgicos, los constructores, los sobrevivientes. Nuestros sueños son como las olas, y dialogan con la luna y las estrellas sobre la eternidad.

Desde ese fatídico día de 1994 cuando asesinaron a Rabin a pocos pasos de donde yo estaba, dediqué gran parte de mi vida pública a cantar y a hablar por la paz. Vi el proceso de paz levantarse y caer como los senos de una mujer respirando durante la noche. Vi muchas oportunidades desperdiciadas. Lamentablemente mucha obstinación, ignorancia y estrechez de miradas se cruzaron por el camino. Un absurdo orgullo pisoteó numerosas esperanzas. Canté y hablé. A veces discutí y abracé a extraños. Muchas veces me conmoví hasta las lágrimas e hice los amigos más inesperados. Amigos por quienes cruzaría fronteras bajo fuego para darles protección. Y hoy yo digo esto: tenemos un enemigo común, un enemigo terrible, y tenemos que unirnos para vencerlo. Ese enemigo es el fanatismo, amigos míos. Ese enemigo es el extremismo en todas sus grotescas manifestaciones. Ese enemigo está encarnado por todos aquellos que colocan a Dios por encima de la vida, que pretenden que Dios es su espada y su escudo y que combaten por él. Todos ellos son víctimas de un horrible fanatismo. Yo a menudo hablé contra el fanatismo en mi país, porque lo considero detestable. En el gobierno, en las colonias en Cisjordania, en las sinagogas. Muchas veces arriesgué mi carrera y mi bienestar en esa lucha. Ahora veo el horrible rostro del fanatismo, veo sangre en sus manos y conozco uno de sus muchos nombres: Hamas. Ustedes conocen a este terrible monstruo. Saben que viola a vuestras mujeres y envilece a las inocentes mentes infantiles. Ustedes saben que educa para el odio y la muerte. Ustedes saben que es chauvinista y violento, codicioso y egoísta, y que se nutre de vuestra sangre mientras evoca el nombre de Alá en vano, se oculta como un ladrón y utiliza a inocentes como escudos humanos, utiliza mezquitas como arsenales, miente y estafa, y los usa a ustedes como rehenes. ¡Yo sé que eso es verdad y que ustedes lo saben! Pero no pueden hablar por miedo. Pero yo sí puedo hablar.

Tengo el privilegio de vivir en una democracia donde las mujeres no son objetos, sino presidentes, donde una cantante puede decir lo que se le antoja. Yo sé que ustedes no tienen ese privilegio (pero estoy segura de que algún día lo alcanzarán, inshalla).


Yo sé que ustedes están hartos de ser mantenidos como rehenes por ese demonio, esa terrible bestia, que está en Gaza, pero también está en Irak, en Afganistán y en todas partes. ¡Pero ustedes son un pueblo destinado a florecer en paz! ¡Su majestuosa historia ofrece abundantes testimonios de creatividad en la literatura, la ciencia, la música!

A veces los veo en las calles, haciendo manifestaciones de apoyo a los monstruos, gritando muerte a los judíos, muerte a Israel. Pero yo no les creo. ¡Sé dónde está vuestro corazón! Está donde está el mío, con mis hijos, con la tierra, con el cielo, con la música, con la esperanza. Yo sé que en el fondo de vuestros corazones ustedes desean la derrota de la bestia llamada Hamas que los ha aterrorizado y asesinado, que ha convertido a Gaza en un estercolero de pobreza, enfermedad y miseria, y los ha sacrificado en su sangrienta locura de orgullo y codicia. Mis hermanos, lloro por ustedes y también por nosotros. Lloro por mis compatriotas que sufren por las bombas arrojadas en el Sur, en el Norte y en todas partes. Lloro por los soldados secuestrados y muertos, por las familias enlutadas, por la inocencia perdida para siempre. Pero lloro especialmente por ustedes porque conozco vuestro sufrimiento. Sólo espero que Israel pueda hacer la tarea que debe ser hecha y finalmente logre librarlos de este cáncer de fanatismo llamado Hamas. Y espero que un resto de compasión aún exista en sus corazones para que dejen de usarlos a ustedes y sus hijos como escudos humanos.

Y quizás tengamos una oportunidad de caminar despacio el uno hacia el otro y darnos tímidamente las manos, mirarnos en los ojos llenos de lágrimas y decir con voz ahogada: "Shalom, salam. Ya basta. Ya basta, hermano mío".

¿Quieres un café? Quédate un poco, hablemos, conocemos las palabras y las canciones y sabemos cuál es el camino.

Shalom. Salam. Con un corazón quebrado que aún añora el amor. Vuestra amiga,






Marzo 2009